Desde un escondrijo de la calle llegaba un rayo de sol a mi cortina
dibujando el perfil de una persona. ¿Quién eres? Le pregunté, pero en
profundo silencio solo imitó mis movimientos. Me alejé por si se
atemorizaba con mi presencia. Luego volví y ya no estaba. Hacía mucho
frío. Tal vez por eso se fue junto con el trayo de sol.
Luciérnaga
sábado, 9 de junio de 2007
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